Luchs ha vivido gran parte de su vida con orgullo se aferrandose a un código de honor transmitido de padres a hijos durante generaciones. Por desgracia, el hotel todavía no ha tenido ni un solo invitado desde su fundación, dejando a Luchs sin más remedio que excavar y vender cristales – las fuente mas valiosa de combustible – con el fin de llegar a fin de mes. Es durante una de esas excavaciones de rutina que encuentra a una hermosa doncella encerrada dentro de un cristal enorme.